JUAN PABLO DUARTE Y DIEZ, 33º
PADRE DE LA PATRIA
SOBERANO GRAN COMENDADOR DE HONOR POST MÓRTEM
Juan Pablo Duarte y Díez, nació en Santo Domingo el 26 de enero de 1813, hijo de Juan José Duarte y Manuela Díez.
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En junio de 1829, con tan solo 16 años de edad, Duarte tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos y Europa. Para coincidencia de su destino, este adolescente conoció lugares donde la masonería había tenido grandes logros. En ciudades como New York, Londres, París y Barcelona, visitó escenarios en los que, años antes, los ideales masónicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad, triunfaron sobre regímenes de privilegios, de desigualdad, y de puro absolutismo. Para asombro del joven Duarte, allí estaban las huellas de logias masónicas por todas partes, representando así la vanguardia de todo lo progresista y liberal en aquella época.
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Los ideales masónicos, durante la juventud de Duarte estaban profundamente arraigados en las mentes y corazones de los hombres más prominentes de la sociedad dominicana de la época. Aunque todavía no se tienen a mano documentos que precisen con exactitud el año en que Duarte se inició en la masonería, el historiador Orlando Inoa, en su obra “Biografía de Juan Pablo Duarte”, dice:“…en algún momento luego de 1833, Duarte se inició en la masonería…”, esta afirmación podría considerarse cierta, pues según la Constitución imperante de la época, la de Haití de 1816, se alcanzaba la mayoría de edad al cumplirse los 21 años; edad que Duarte alcanzó en 1834, cumpliendo así la condición sine qua non de ser mayor de edad para poder ingresar a la masonería.
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En el plano de las comprobaciones concretas, sólo existe el dato extraído de viejas minutas del historiador de la masonería, Haim López-Penha, en las que el nombre de Juan Pablo Duarte aparece inscrito con el cargo de “Arquitecto Decorador” de la Logia Constante Unión No. 8 y registrado con el oficio de comerciante, como se atestigua en la minuta del 24 de junio de 1843 en el cuadro de dignatarios de dicha logia, bajo los auspicios del Gran Oriente de Haití. Esta Logia funcionaba en la Casa de las Gárgolas, ubicada en la Calle Las Mercedes próxima a la Calle Las Damas. A ella también pertenecieron destacados miembros de la Trinitaria como: Juan Nepomuceno Ravelo, Félix María Ruiz, Felipe Alfau, Matías Ramón Mella, entre otros.
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El 16 de julio de 1838, funda una Sociedad Secreta inspirada en la historia de la famosa conspiración cubana de los “Soles de América” y en la disciplina de la Masonería, de la cual era miembro desde hacía poco tiempo.
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Esta sociedad se llamaría “Trinitaria”, porque se compondría de nueve miembros fundadores, los cuales bajo juramento, formaría una base triple de tres miembros cada una. Estos nueve individuos tendrán un nombre particular cada uno, los cuales sólo usarían en casos especiales. Habría toques de comunicación; de modo que al llamar un trinitario a la puerta de otro que estuviera en su casa, ya éste sabría por el número y manera de los toques, si debía o no responder y si corría o no peligro. La existencia de esta sociedad sería igualmente un secreto inviolable para todo el que no fuera trinitario, aunque fuera un adepto.
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Los nueve miembros fundadores de la Trinitaria, fueron: Juan Pablo Duarte, José María Serra, Juan Isidro Pérez, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, Felipe Alfau, Benito González, Pedro Alejandrino Pina y Juan Nepomuceno Ravelo. También sabemos que el nombre en clave de La Trinitaria era un triángulo formado por nueve asteriscos distribuidos en tres tríades, igual a las tríades que suele utilizarse en la masonería.
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Un pasaje interesante, es el de su estancia en Hamburgo que narra uno de sus biógrafos, el Dr. Pedro Troncoso Sánchez en su obra “Vida de Juan Pablo Duarte”, el cual es tomado de los “Apuntes” de Rosa Duarte y que también es citado en el “Cristo de la Libertad” del Dr. Joaquín Balaguer: “…De regreso a la shifferhaus, se le proveyó de una cédula de permanencia que llevaba el número 6412. Era el 31 de octubre de 1844. Pidió información sobre las logias masónicas de Hamburgo y hacia una de ellas se encaminó al día siguiente llevando consigo las cartas de la Logia Constante Unión, de Santo Domingo, que le acreditaban como maestro masón. Era 5 de noviembre, y se dirige, como invitado de honor, a un banquete que aquel día ofreció la «Logia Oriente» de la masonería de Hamburgo. La hermandad masónica le franquea la simpatía de los asistentes, y algunos, condolidos con la situación del desterrado, se ofrecen a hacerle amable su estancia en la urbe tudesca. Uno de los amigos que ha ganado en la «Logia Oriente», el señor Chatt, lo instruye en las nociones más indispensables de la lengua alemana. Sus conocimientos en latín y en varios idiomas vivos, le facilitan el nuevo aprendizaje. Con otro de los amigos que ha logrado, gracias a la masonería, recorre de un extremo a otro la ciudad y visita sus monumentos artísticos y sus plazas ornamentales. El 30 de noviembre emprendía Juan Pablo la gran navegación atlántica en sentido inverso a como la había hecho. Se había despedido cumplidamente de sus hermanos masones y de su profesor de alemán…”
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A lo largo de su existencia, la obra de Duarte tiene un notable y destacado SENTIDO MASÓNICO. Nos dice el destacado masón, Dr. Enrique Patín Veloz, que “nadie que no sea Juan Pablo Duarte tiene más derecho a representar la Masonería Dominicana. Nadie que no sea él puede presentarse ante el mundo como arquetipo del masón dominicano. No hay entre nuestros masones quien lo aventaje en perfección moral ni en grandeza de alma. Es la piedra cúbica de nuestra Masonería, en cuya alma tuvo la fuerza y la estabilidad necesarias para fundar nuestra Patria y encarnar nuestra Masonería”.
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Por eso, mediante Resolución adoptada por la Gran Asamblea celebrada en Santo Domingo de Guzmán, el 18 de enero de 1996, se declaró con carácter Post Mórtem al Padre de la Patria Juan Pablo Duarte y Díez, como Soberano Gran Comendador de Honor del Supremo Consejo del Grado 33º de la República Dominicana.
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Duarte, fue masón por excelencia, porque el ideal supremo de su vida fue el de la Libertad. Era un amante de la igualdad, ya que al fundar La Trinitaria, no hizo discriminaciones raciales y entendía que “los blancos, los morenos, los cobrizos y los cruzados, debían marchar serenos,unidos y osados para salvar la Patria de viles tiranos y mostrarle al mundo que eran hermanos“. Y tenía un alto concepto de la amistad, que es la más sublime expresión de la fraternidad, ya que llegó al extremo de sostener que todos los amigos de su Patria eran sus amigos.
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En cuanto a su obra masónica, sólo cabe destacar que la República Dominicana es el Templo levantado por él, a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. El Templo de la República Dominicana es la culminación de sus esfuerzos constructivos, la obra maestra de su vida.
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Parte a la Catedral Escocesa del Campamento Eterno, un 15 de julio de 1876, en la ciudad de Caracas, Venezuela. El 27 de febrero de 1884, sus restos fueron traídos a Santo Domingo e inhumados en la Capilla de los Inmortales de la Basílica Catedral “Santa María La Menor” Primada de América. Posteriormente, un 27 de febrero de 1944, sus restos fueron trasladados junto a los de Francisco Sánchez y Ramón Mella, a un monumento alegórico impersonal, vaciado en bronce, construido para simbolizar la Independencia Nacional, en la misma Puerta de El Conde. Desde el 15 de julio de 1976, sus restos finalmente descansan en el Baluarte consagrado como Ara de la Patria en el Parque Independencia de nuestra ciudad de Santo Domingo de Guzmán.